Polígrafo

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Polígrafo en la investigación criminal

Mucho se ha hablado del detector de mentiras, que es un tipo de polígrafo usado entre otras cosas para procesos de investigación judicial (criminal), ya sea como solicitud de facto del agente de instrucción (fiscal), así como de manera opcional cuando un procesado la solicita de manera voluntaria, basado en el artículo 2123 del Código judicial. Obviamente, esto no es una carta abierta y debe respetarse el derecho a la privacidad, a la intimidad y la presunción de inocencia de los sospechosos.

En términos simples el aparato mide las variaciones de la respuesta fisiológica del cuerpo que se dan como respuesta emocional a una determinada pregunta.

Su validez depende de muchas cosas, primero el nivel del conocimiento de psicofisiología forense del poligrafista. No se trata solo de hacer las preguntas, sino también de cómo, cuándo y en qué forma se hacen. Se supone que una pregunta genera un pensamiento, este una emoción. La emoción, provoca variaciones de la presión arterial, el ritmo cardiaco, la frecuencia respiratoria y el nivel de conductividad eléctrica de la piel, dependiendo de si lo que dice la persona se ajusta a la verdad o no.

Los defensores de la prueba afirman que su capacidad de determinar casos sospechosos es muy alta, entre un 80 a 90%, por lo que es una herramienta valiosa en la investigación.

Si… y… No… Primero. No todas las personas manejan sus emociones de igual manera, lo que ocasiona diferentes respuestas. Una misma pregunta no genera el mismo tipo de pensamiento. Si una persona se siente acosada, bajo un alto nivel de estrés y percibe un ambiente francamente hostil, puede generar una serie de pensamientos paralelos a la pregunta en cuestión, aun sabiéndose inocente. ¿Y si no la paso?.. ¿me quieren acusar?.. ¿qué me van a hacer?, y otras muchas.

Las fobias a los espacios cerrados, una naturaleza emocional particular, e incluso algunos medicamentos, pueden influir en falsos positivos. También, en mucho menor grado, se dan falsos negativos. Personas que pueden ‘vencer’ al polígrafo, ya sea por alteraciones sociopáticas cerebrales, que influyen en el nivel de emotividad, como algunos psicópatas o personal entrenado específicamente en técnicas de bloqueo metal (realizar operaciones matemáticas complejas o cualquier ‘distractor’ mental), y control emocional, como en el caso de fuerzas militares especiales y agentes de seguridad nacional dedicados al espionaje o contraespionaje.

Un informe de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, estimó que de aplicarse a una muestra a 10000 personas, de las cuales diez fueran culpables, el resultado más probable es que ocho de éstas serían identificados por el polígrafo como tales, a la vez que serían considerados probables o sospechosos 1598 (casi un 16%) de los inocentes. Dicho otra manera el 99,6% de los sospechosos son falsos positivos ‘inocentes’ y el 80% de los culpables se detectan.

En resumen, el polígrafo debe ser considerado bueno para diminuir probables sospechosos. Pero NUNCA, por sí solo, para incriminar a nadie. De ahí la importancia de la capacitación criminológica tanto de los agentes de instrucción (autoridades), peritos y agentes encargados de hacer cumplir la Ley (policías investigadores).

Para que un proceso no resulte viciado se necesita absoluta independencia y objetividad del investigador, una preservación adecuada de la o las probables escenas del crimen con la presencia, dependiendo del caso, no solo del investigador sino del representante de la fiscalía, los peritos necesarios que velen por la no contaminación de las pruebas y, sobre todo, una actuación sin prejuicios, buscando las causales probatorias, más que la imputabilidad a toda costa.

‘Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen’, Willy Brand, político alemán.

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